29 nov 2010

Our Heart- Epílogo.

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6 semanas después
Me desperté y abrí los ojos lentamente mientras la vista se me aclaraba. Un pitido intermitente y constante golpeaba mis oídos. Mire hacia los lados con cierta dificultad. No tenía ni idea de que hora era ni que día era. Y tampoco tenía ni idea de lo que había hecho. Lo que percibí fue que me encontraba en una habitación de hospital. Me fijé en la mesilla de al lado de la cama. Me llamó la atención un sobre con mí nombre. Lo cogí, y empecé a leer la hoja de su interior:

Estefi:

Por fin te has despertado. Has tardado lo tuyo eh? Bueno, ahora mismo debes estar pensando que narices haces en el hospital… Y antes de que los médicos te enchufen  a tres mil aparatos para hacerte tres mil pruebas quiero explicarte lo que ha pasado.
¿Recuerdas que estábamos en el restaurante y saliste un momento? Bien, pues cuando volvías te desmayaste. Y bueno… Algo pasó con tu corazón… que no funcionaba bien. Te trajeron hasta aquí y te hicieron varias pruebas y descubrieron lo que pasaba. Tu corazón se estaba cansando de latir y poco a poco se estaba parando. Así que teníamos que buscarte un corazón nuevo, pero ninguno te servía. Sin un corazón para el trasplante, los médicos no podían hacer nada… Y yo no podía quedarme mirando como morías lentamente…

Al lado de la carta había una caja. Cógela y ábrela… La noche del restaurante te iba a dar ese anillo, y te iba a pedir que te casases conmigo… Me iba a poner de rodillas y te iba a pedir que fueses mi compañera por esta vida y por toda la eternidad, quería que lo nuestro  fuese para siempre… Quería que nada nos separase…

¿Te acuerdas aquella tarde de Julio en la que me pediste un corazón? Aquel arito de plástico que tienes en la muñeca. Míralo…No está ¿verdad? Ahora coloca la mano sobre tu pecho. ¿Sientes ese palpitar? ¿Sientes esa calidez que no habías sentido hasta ahora? Ahí tienes el corazón que me pediste... Ahora yo soy parte de ti, y tú eres parte de mí. Ahora estaremos juntos para siempre. Puede que no esté a tu lado físicamente como antes. Puede que mi cuerpo yazca sin vida, pero nada puede romper el amor que yo siento por ti, ni siquiera la muerte. Y si alguna vez quieres saber de mi, solo escucha tu corazón, porque yo siempre voy a estar a tu lado, voy a acompañarte y jamás dejaré que nada ni nadie te cause daño. Solo tienes que cerrar los ojos, parar un momento, dejar el mundo atrás y escuchar a tu corazón, sentir esa calidez. Allá donde tú vayas iré yo, allá donde tú estés estaré yo, e iré delante de ti, y seré tu retaguardia, y estaré en ti, junto a ti, para siempre, porque nada podrá separarnos.

Te amo

- Te amo.- Sobresaltada dejé caer el papel al suelo y busqué el origen de la voz. Al levantar la cabeza descubrí esos ojos verdes que tantas veces me habían cautivado, ese pelo revuelto, esos vaqueros gastados que siempre llevaba… Ahí estaba Alex, de pié apoyado sobre la pared con una camisa de botones abierta, que dejaba al descubierto su musculoso torso, y en el centro del mismo, una gran cicatriz, sobre la cual reposaba, colgando de una cadena de plata, un pequeño aro de plástico con forma de corazón.

Su cuerpo parecía emanar una luz diáfana y genuina, una paz suprema, parecía agua cristalina. Empezó a avanzar hacía mi. La calidez de mi pecho aumentaba conforme él se acercaba a mí. Al llegar a los pies de la cama, alargó su mano y rozó mis pies. Su toqué no fue físico, y aunque fue etéreo, era real. Parecía como si pudiese sentir el roce de la luz. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, y la calidez de mi pecho aumentó considerablemente. Su toque siguió recorriendo mi pierna con suavidad. Yo alargué mi mano como pude para intentar rozar la suya. El se percató y lentamente acercó su mano a la mía. Su toque fue tan real, que lo pude sentir a mi lado tanto como si pudiese palparlo físicamente.

Con la otra mano siguió recorriendo mi cintura, mi brazo, mi cuello. Acarició mi cabello, mis mejillas. En ese momento sus ojos verdes estaban a tan solo 5 centímetros de mí, y esa luz y paz parecía absorberme. En su cara lucía una sonrisa de felicidad. Una de sus manos estaba entrelazada a la mía, y la otra, descendió hasta situarse en mi pecho, en el foco de esa calidez que se había convertido en fuego. Yo alargué mi mano hasta la cicatriz de su pecho y noté frío. Un frío tan grande como lo era el calor que yo sentía en mi pecho.

Sus labios buscaron los míos. Cerré los ojos y sentí el roce de unos labios incorpóreos, que parecían hechos de luz pura. En ese momento el fuego de mi pecho se convirtió en un incendio, todo mi cuerpo parecía estar rodeado de luz. Sentí como si la calidez de mi pecho buscase el lugar del que había del qué había salido. Alex se acercaba y se acercaba hasta que el punto frío de su cicatriz se sitúo en el punto de calidez de mi pecho.
De pronto esa luz pareció dejar de abrazarme y concentrarse poco a poco en mi pecho. Mi mano se cerró en el aire, una lágrima corrió por mi mejilla y mis labios esbozaron una sonrisa y casí en un susurro y como dirigiéndome a la luz que podía sentir dentro de mi dije:
- Nuestro corazón…         
                   

1 comentario:

  1. Enserio T_T no me ha podido gustar más, ¡porque no había más que leer! Me ha encantado la historia ... de hecho he llorado jajaja. Encima si lo miras bien es super espiritual.La verdad que por mucho que diga no voy a saber expresarlo bien...pero la historia a sido simplemente ¡FANTÁSTICA! un beso(K)

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